La muestra hace un recorrido por la arquitectura y el legado material a través de piezas arqueológicas originales y maquetas
La exposición refuerza la candidatura de la cultura talayótica a Patrimonio Mundial de la UNESCO
La exposición no solo habla de arquitectura, sino también del paisaje en el que ésta cobra sentido y del proceso de ocupación del territorio en las diferentes fases del Calcolítico, la Edad del Bronce y del Hierro en las que podemos dividir la prehistoria de Menorca.Toda la muestra transita en la dualidad que asocia una arquitectura a la muerte y otra a la vida. Desde esta doble perspectiva se profundiza en las sociedades que la levantaron; sus formas de supervivencia y su espiritualidad, su gradual
complejidad social, sus sistemas de creencias, los modelos de ocupación del espacio o los rituales funerarios.
A través de más de 30 yacimientos se muestran las características singulares de este patrimonio arqueológico y sus valores potenciales como Patrimonio de la Humanidad.
El discurso expositivo
El recorrido se inicia con una introducción sobre el paisaje y el territorio de Menorca que nos descubrirá la fisonomía de la isla, su paisaje de piedra -aún visible en la actualidad- o su posición en el Mediterráneo occidental. La alta concentración de yacimientos y monumentos que se han conservado, permite que nos adentremos en un viaje en el tiempo de más de 4.000 años y ser testigos de sus transformaciones y cambios. Pero, sin duda, la arquitectura y su monumentalidad conforman el núcleo de la exposición, verdadero hilo conductor del resto del discurso. Desde sus muros se ahonda en las peculiaridades de la arquitectura durante la prehistoria de la isla. Se trata de una arquitectura de tipo ciclópeo, para la que se emplearon técnicas diversas dependiendo de las necesidades a las que estas construcciones debían dar solución: no solo sirvieron de hábitat o de espacio funerario, sino que se revistieron de monumentalidad y visibilidad, como una expresión simbólica o de prestigio.
Tras esta introducción, se profundiza en las tipologías de la arquitectura a través de dos líneas que discurren paralelas, siguiendo un criterio cronológico desde el período dolménico hasta el período postalayótico: En un lado, las construcciones asociadas a la vida (hábitat, espacios públicos y rituales,..), que nos hablan de la funcionalidad para la que fueron construidas y de las comunidades que las habitaron (actividades económicas, organización social, contactos con otras culturas,…). En frente, opuestas a las anteriores, las construcciones o espacios relacionados con la muerte (tumbas y necrópolis,…), ilustradas con informaciones que contextualizan estos monumentos con los ritos funerarios que les daban sentido.
Estas dos líneas temáticas (vida y muerte) que avanzan en el tiempo y que se enfrentan como caras de una misma moneda, también se relacionan y se conectan entre ellas a través de la cultura material de forma inequívoca. Una selección de objetos característicos de cada uno de los periodos son presentados en su doble vertiente: el uso y la funcionalidad de un mismo objeto
en el mundo de los vivos, pero también su significado y el simbolismo que este mismo objeto adquiere en la esfera funeraria.
El recorrido finaliza con un epílogo que muestra como la arquitectura monumental talayótica ha convertido a Menorca en un museo al aire libre que le ha hecho merecedor de presentarse como candidata a formar parte de la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Contexto histórico
La prehistoria en Menorca abarca un amplio periodo cronológico que va desde el establecimiento humano en la isla, hacia el 2500/2100 a.C., hasta la conquista romana, el 123 a.C. Durante estos más de dos mil años se desarrollan diferentes etapas.
El concepto Menorca Talayótica nace de uno de sus monumentos más característicos: el talayot (del catalán talaia pequeña, que significa atalaya).
Desde el siglo XIX hasta la actualidad, la bibliografía científica utiliza esta denominación como título genérico para referirse a una amplia fase de la prehistoria insular. El rico patrimonio menorquín correspondiente al periodo talayótico, constituye un ejemplo único de densidad de construcciones, cultura material y testimonios diversos en un territorio tan reducido del Mediterráneo occidental.
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El museo permanecerá cerrado los días 24, 25 y 31 de diciembre; 1 de enero y 1 de mayo.
Visitas guiadas a la exposición permanente
Visitas guiadas para personas con discapacidad visual
Entrada gratuita