Los tiempos fabulados. Arqueología y Vanguardia en el arte
Los tiempos fabulados. Arqueología y Vanguardia en el arte
Esta exposición, cuyas obras procedían íntegramente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, quiso dar cuenta del poder de inspiración que el arte del siglo XX encontró en la arqueología.
Autor: Museo Arqueológico Regional con la colaboración especial del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Comisario: Enrique Andrés Ruiz
Fecha: Del 26 de marzo al 15 de julio de 2007
Hora: Martes a sábados, de 11:00 a 19:00 horas
Domingos y festivos, de 11:00 a 15:00 horas
Los descubrimientos arqueológicos pusieron ante los artistas modernos restos materiales de tiempos y lugares muy lejanos y distintos de los propios de la homogénea civilización occidental.
Estos materiales sirvieron para alimentar el deseo de evasión a países remotos y el ensueño fantástico de lugares imaginarios, tal y como se había hecho característico de los creadores europeos tras el Romanticismo.
Sería, sin embargo, el arte de la Vanguardia del siglo XX el que con mayor asiduidad y pasión vendría a beber en la fuente de inspiración arqueológica. Reflejados en esa agua pura, los artistas del movimiento cubista iniciaron un viaje en pos del origen perdido, la sencillez y la fuerza enterradas bajo los que, para ellos, habían sido siglos de cultura decadente. Se trataba, pues, de tomar impulso en un remoto y quizá imaginario pasado para alcanzar, más allá del horizonte, un futuro utópico también.
Como fórmula de estilo, el primitivismo arqueológico tuvo en España sus momentos de mayor apogeo durante los años treinta y los años cincuenta. Alberto Sánchez o Benjamín Palencia acudieron al Museo Arqueológico Nacional prolongando así las visitas que Picasso había hecho al Trocadero, en París, muchos años antes, para sentir la influencia de "la escuela del Congo" o "las formas de Oceanía".
Arqueologismo y exotismo comparten, pues, desde su raíz, su intención revolucionaria. Pero algunos artistas como Picasso mismo, Julio González o Joaquín Torres-García vienen a indicarnos que esa inspiración arqueológica también incluyó entre sus variantes la del rescate de las propias formas clásicas.
La continuidad del espíritu de la Vanguardia en los años cuarenta y cincuenta fue propiciada por la activa y diversa personalidad de artistas como Ángel Ferrant, cuyas formas evocativas apenas dejaron forma histórica o prehistórica intocada, pero casi siempre en clave arqueológica.
"Escuela de Altamira" o "Los nuevos prehistóricos" fueron asimismo denominaciones de círculos y grupos que muestran el gran filón imaginario que los artistas de los años cincuenta encontraron en los yacimientos del pasado lejano, y sus infinitas posibilidades creativas en manos de la fábula y la fantasía.
Unidades expositivas:
Dichosa edad
Recogía obras y autores afines al clasicismo que las propias Vanguardias ya habían repudiado pero cuyo máximo intérprete fue, en el regreso de sus formas en España, Eugenio D´Ors.
Los signos solitarios
Reunía ejemplos de la tendencia abstracta a la que dio pie, sobre todo en los años cincuenta, la simulación de signos, símbolos y escrituras arcaicos cuyo sentido, ya perdido, se abría ahora a la libre fabulación de los artistas. Entre ellos, los más célebres como Millares o Saura fueron asiduos visitantes de los territorios de la fantasía arqueológica y esa poesía visionaria tuvo su intérprete en el crítico, afín al grupo Dau al Set, Juan-Eduardo Cirlot.
Las Atlántidas
El misterio de lo enterrado en la profundidad, sea la de la historia o la de la tierra, servía en esta sección -con título de un libro de Ortega y Gasset- para mostrar obras y autores de momentos muy diferentes, reunidos en torno a la inspiración apócrifa de Los tiempos fabulados. Entre ellos destacan autores de las últimas décadas del siglo XX como Miquel Barceló, Guillermo Pérez Villalta o, el más reciente ejemplo, Sergio Belinchón.